El acero inoxidable se ha colado poco a poco en nuestras vidas debido, principalmente, a las numerosas ventajas que ofrece tanto en su funcionalidad como en su estética. A pesar de ser uno de los materiales de mayor coste, al final merece la pena invertir en él, dado la durabilidad y resistencia que ofrece, las cuales nos garantizan una mayor vida útil tanto en los utensilios de cocina como electrodomésticos o ventanas. Además, otra de sus facetas es su catalogación «verde» dada su elevada capacidad de reciclaje y su correspondiente reutilización.
Uno de los focos clave para su utilización lo encontramos en la cocina. Ésta es una de las estancias fundamentales de nuestro hogar, pues es la cuna de nuestra supervivencia: la alimentación. Es el lugar destinado a la realización de guisos, platos y recetas de lo más variado, donde el material elegido para llevarlos a cabo es vital ya que no todos son igualmente efectivos en la faceta culinaria. Así, el acero inoxidable es el rey de la cocina y avalado por los cocineros profesionales, quienes se rodean del «equipo inoxidable» desde hace tiempo.
El motivo no es otro que su resistencia a las reacciones durante la elaboración de comidas ácidas o alcalinas. Esto añade el plus de ser un material perfecto para desglasar, un proceso culinario basado en la realización realizar sabrosas salsas añadiendo vino o algún líquido a los restos de algunas comidas adheridas al recipiente. En el caso del acero inoxidable ferrítico, lo convierte en un material acertado para la cocción por inducción. Además, su uso en las tapaderas permite que estas conserven su forma inicial y no pierdan adaptabilidad a las ollas, mientras que su superficie lisa y sin poros facilita su limpieza.
Por eso, estos atractivos, junto a su elevado aguante a la corrosión y las altas temperaturas, hacen del acero inoxidable un complemento perfecto para electrodomésticos y ventanales. Ni la humedad, ni las variaciones de temperatura, ni las condiciones climáticas ni la aplicación de productos de limpieza tendrán efectos dañinos sobre ellos. Un claro ejemplo es alta utilidad en los extractores de cocina, expuesto siempre a las condensaciones de agua y grasa, o en los hornos y encimeras, donde se alcanzan elevadas temperaturas. En el caso de ventanas o puertas y vallas exteriores también garantiza buenos resultados en su durabilidad y fácil mantenimiento con el paso del tiempo.
Asimismo, su funcionalidad lleva de la mano su capacidad estética para aportar matices de modernidad allá donde sea empleado, incluso puede dar ese toque de contraste en los ambientes más rústicos.